Era un día lluvioso sin ninguna intención de que cambiara el pronóstico, caminaba lentamente por las calles empedradas cuando un gato agazapado llamó mi atención, era atigrado, pequeño, un gatito de apenas algunas semanas de nacido que se trataba de refugiar de la lluvia sin mucho éxito, lo tomé cuidándome de sus pequeños colmillos y lo llevé a mi departamento.
Después de asearlo y darle un poco de comida pareció quedarse dormido junto al sillón, era muy pequeño como para subirse por sus medios así que se acurrucó en el suelo, me metí a bañar y como de costumbre dejé la puerta del baño abierta para evitar que se empañara el espejo, creí ver una sombra a la altura de mi cara pero en casa sólo somos ese gato y yo así que seguramente fue mi imaginación. Salgo de la regadera y el gato está sentado en la tapa de la taza de baño ¿Cómo pudo subir?
Después de bajarlo y acomodarlo en el sillón voy a mi cuarto a vestirme no sin antes revisar que la puerta de la entrada está cerrada con llave ¿Realmente vi una sombra pasar por la ventana de un tercer piso? Seguramente estoy cansada, ha sido una semana pesada en el trabajo, cuando salgo ya en pijama el gato está viendo fijamente a la ventana.
Coloco al gatito en mi regazo y lo veo quedarse dormido con una rom-com de fondo en la televisión, se ve tan pequeño e indefenso y me alegra haberlo rescatado, aprovechando que mañana no trabajo lo llevaré al veterinario, planeo quedarme con él. Cuando la película termina lo coloco sobre un cojín junto a mi cama, tal vez no pueda evitarlo pero al menos hoy no dormirá conmigo. En medio de la noche siento un peso enorme sobre mí, sigo adormilada y los ojos se me cierran sin que logre abrirlos para ver qué me pesa tanto, escucho gruñidos que suenan a advertencia e intimidación ¿Realmente sentí todo eso o fue un sueño? Cuando abro los ojos el gato está acurrucado junto a mí y al cambiarme noto moretones en un brazo y un rasguño en la mano.
El veterinario dice que me dice que el gato está sano pero que no parece ser tan pequeño de edad como parece, aunque me pareció extraño que los diversos animales que están en el consultorio se erizaron y adaptaron una pose extraña entre miedo y en guardia. Ya en casa el gatito corre a mi recámara y escucho el gruñido de mi sueño, corro y veo al gato pelear con una enorme sombra que abarca en volumen la mitad de la habitación, el gato es golpeado en diversas ocasiones pero no parece que le duela, cuando sale volando contra la pared intento entrar a sacarlo de ahí pero algo que no sé qué es me lo impide. El gatito alza los ojos hacia mí y escucho en mi cabeza "no te metas, todo estará bien" la impresión hace que camine hacia atrás y choque contra un mueble y descubro que la espalda me duele como si me hubiera golpeado.
Conforme el gatito sigue peleando la sombra se hace más y más pequeña hasta ser un círculo de unos 20 centímetros que gira en espiral en el suelo y sale volando o huyendo por la ventana, al tratar de agarrar al gatito para revisar sus heridas me doy cuenta de que él está bien pero mis manos y antebrazos están llenas de rasguños, como si yo hubiese peleado, fija sus ojos en mí y entonces me doy cuenta de que no fue casualidad haberlo encontrado y menos aún el querer quedarme con él, todo esto me asusta porque no sé qué está pasando, pero tener a ese gato cerca me tranquiliza y reconforta.